Resumen:
“El origen del bajo rendimiento escolar siempre es multicausal, y más aún cuando nos
enfrentamos con un ambiente limitante desde lo biológico, cultural y económico”2, pero
con una intervención adecuada puede ser superado. La Intervención Temprana constituye
una disciplina que surge en 1968, de tres campos educativos: la Educación Preescolar, que
se encarga de habilitar a los niños y niñas para la etapa escolar, la Educación Especial, que
atiende las diferencias individuales de los niños y niñas que tienen dificultades de
aprendizaje o discapacidades, y la Educación Compensatoria, que implica diseñar
programas para compensar déficits en niños y niñas con desventajas por su condición
socioeconómica3. Atiende a niños y niñas “alto riesgo”, es decir, aquellos niños y niñas
que tienen mayor posibilidad de tener problemas en su desarrollo evolutivo y por tanto en
su aprendizaje, debido a la presencia de factores biológicos y/o ambientales antes, durante
o después del nacimiento4.
La Intervención Temprana debe permitir la detección y la provisión temprana de los servicios
necesarios para reducir o eliminar los efectos de las discapacidades o para prevenir la aparición de
otros problemas, a fin de reducir la necesidad de servicios educativos especiales posteriores
(McConnell, 1994). El objetivo principal es desarrollar las aptitudes del niño...