Resumen:
El Ecuador es un país donde coexisten y habitan diversas nacionalidades, etnias y culturas, de tal manera que su espectro sonoro es muy diverso, desde la música andina de ascendencia indígena, pasando por la amazónica, la montubia y la afroecuatoriana. Esta última localizada en las regiones costa y sierra Si bien ambas son músicas con raíces africanas, son distintas, así como la historia que les precede y las ha constituido en lo que actualmente son y podemos escuchar tanto en antiguas grabaciones en discos de vinilo, como en las más actuales plataformas de difusión audiovisual, como la radio, la televisión y el internet. La música ha acompañado la vida de las personas, pero no solamente por su estética y valor de entretenimiento, sino que ha sido parte del día a día, transmitiendo distintos saberes y vivencias (Merriam, 1964). En su andar, se ha ido transformando al igual que los músicos, intérpretes y escuchas; se ha acoplado a sus distintos períodos históricos, luchas, logros, movimientos migratorios, dentro y fuera del país1. La música, ha ido siempre conjuntamente con todos estos procesos, no como un elemento accesorio o de reflejo, sino como parte de la identidad misma2 de los pueblos Así, la bomba, originaria del Valle del Chota-Mira, se nutre de un pasado; de sus ancestros africanos, llegados hace más de tres siglos en calidad de esclavizados para la producción de caña de azúcar; de un presente, cómo se han constituido las y los afrochoteños actualmente; y de un futuro, que es por lo que actualmente luchan. Por lo tanto, la bomba ha ido teniendo sus variaciones e introducciones, adaptándose a un medio que ha excluido de manera sistemática a las y los afrodescendientes, tanto a nivel educativo, económico, laboral, así como la discriminación racial y estigmatización que surge a partir del ser negro o afrodescendiente. Esta investigación se plantea abordar a la bomba no sólo como un género musical, sino que se sustenta en la hipótesis del entramado que tiene ésta con la identidad y cómo ambas se van construyendo a la par. De tal manera que la bomba abarca la historia, la vida, la danza y los aspectos propios del género como la musicalidad y oralidad, lo que suena y se dice en las canciones. Notando en ésta el cambio propio de cualquier grupo humano, que en el caso afrochoteño inicia desde su llegada al territorio del Valle del Chota-Mira, continua con sus luchas por la libertad que tienen su fin tras la Reforma Agraria, seguido por un movimiento migratorio hacia las ciudades y se mantiene hasta la actualidad por la defensa de sus derechos e inclusión en el estado nacional. En este proceso migratorio, la bomba se ha ido acoplando a nuevos estilos y géneros, sobre todo en la ciudad, al ser este un lugar donde confluyen muchas identidades (Giménez, 2007), lo cual ha provocado a su vez una interrupción de saberes y conocimientos (Pabón, 2007), en el caso de las migraciones hacia Quito e Ibarra, que son los lugares de mayor afluencia afrochoteña según Mullo (2015)