Resumen:
En el pueblo aborigen de los Yumbos Chahuamangos de la Amazonía ecuatoriana se
transmite, generación tras generación, la historia de Cari Candu Rumi y Huari Candu
Rumi, una pareja de enormes piedras que estaban ubicadas en la cabecera del río Napo.
Debido a la fuerte corriente de aquel río, esta pareja entonaba cánticos y así lograba que
disminuya la intensidad del torrente. Con ello, la gente que vivía a las orillas tenía la
facilidad de pescar y cazar, siempre y cuando hayan entregado ofrendas a las piedras
para que ellas realicen la noble tarea. Cierto día, unos cazadores quisieron burlarse de
Cari y Huari, lo cual únicamente consiguió que fueran devorados por los esposos de
piedra. Tan complacidos estaban por aquel banquete, que las piedras se quedaron
dormidas, sin percatarse que el río había crecido incontrolablemente. A pesar de sus
esfuerzos y los cantos que corearon, fueron arrastrados y separados, para siempre.1
Así como ésta, existen innumerables historias que forman parte de la cultura de las
comunidades indígenas ancestrales de nuestro país. Si bien en la concepción occidental
moderna resultaría totalmente incoherente pensar que unas piedras, un río, la lluvia o los
relámpagos pudiesen tener ciertos rasgos de personalidad, para la cosmovisión indígena
adquiere total sentido, dada en parte por la estrecha relación de convivencia...