Resumen:
Los procesos de colonización en el Ecuador han estado especialmente marcados por el intento de la imposición de la cultura y la “autoridad” occidental sobre las tradicionales, sin embargo, la resistencia de los pueblos originarios frente a esas imposiciones a lo largo de toda la historia ecuatoriana ha traído consigo la posibilidad de visibilizar a los sectores indígenas en el contexto nacional. Esta resistencia se visibilizó por ejemplo en la época de los huasipungos en donde los sectores indígenas mantenían entre ellos un modelo comunal de socialidad y socialización; en el que las relaciones de parentesco, los vínculos de reciprocidad e intercambio, los trabajos colectivos de la minga, las identidades culturales del grupo contribuían a reproducir una matriz o núcleo asociativo, que después de la Reforma Agraria daría lugar a su comunalización y en la mayoría de los casos a su legalización en cuanto comunidades jurídicamente reconocidas. Este proceso fue muy decisivo en la medida que contrapuso una visión e intencionalidad políticas estatales de integración y la experiencia que de dicho proceso van desarrollando los sectores indígenas y las dinámicas étnicas, y a partir del cual se van generando y fortaleciendo. En este mismo sentido, el proceso de comunalización es en cierto modo resultado de las luchas indígenas que lo precedieron, así como una nueva forma de su prolongación la legitimación de una institución étnica más antigua que la misma constitución del Estado nacional, y en consecuencia se desencadenó un lento y sostenido proceso de organización indígena, que daría lugar a la posterior forma del movimiento indígena y de su presencia en la escena política nacional.