Descripción:
El presente estudio parte de una experiencia personal a la que se conjugan otras experiencias de las mujeres kichwas que transitamos por dos universidades privadas, instituciones donde las prácticas, actitudes, discursos e ideas racistas y sexistas sobreviven pese a la norma vigente respecto al reconocimiento de la diversidad étnica-cultural. Así mismo en estas dos instituciones analizadas, la administración de la diversidad tiene una constitución distinta. Por un lado tenemos a la Universidad Shullana donde no existen políticas de reconocimiento sino políticas de compensación por razones de clase, instituidas con la finalidad de otorgar igualdad de oportunidades a estudiantes económicamente diversos, dejando la integración de la diversidad en manos de cada uno de los hombres y las mujeres de los diferentes pueblos y nacionalidades indígenas. Por otro lado tenemos a la Universidad Akapana donde las estudiantes indígenas y afrodescendientes cuentan con políticas de acción afirmativa y mecanismos de integración cotidiana pero estas a su vez están constituidas sobre la base de una mirada paternalista que provoca la ghetización de este sector.