Cuando los españoles llegaron por primera vez a estos lares, produciendo un sacudimiento histórico de inmensas proporciones para la humanidad en lo económico, lo social, lo político, lo religioso, lo científico, y más dilatadamente lo cultural, la etnia aborigen que cubría el hermoso territorio imbabureño, luego de haber sobrepasado las etapas primarias o de incipiente civilización, había alcanzado una cierta forma de cultura y no tan alta como la de los aztecas y mayas e incas pero sí mayor que la de otros pueblos de la América india, a la sazón y por lo común sometidos a la ley de la selva.