Resumen:
En la última década del siglo anterior, por los trabajos del Proyecto de Educación
Bilingüe Intercultural PEBI, y otros proyectos anteriores, existía una gran cantidad
de textos sobre el quichua, diccionarios y gramáticas se habían reproducido. Al
mirarlos causaban algunas sensaciones, principalmente orgullo y admiración, al ver
cuantas cosas encantadoras se decían de la lenga quichua, la misma obra de Fray
Domingo de Santo Tomás, se había reimpreso; en las aulas se hacía reminiscencia de
este trabajo, pues es el primer estudio sobre esta lengua que data de 1560. Entonces
con solo mirarlo, provocaba curiosidad de saber cómo y para qué lo hizo.
Estos textos y los comentarios propios del espacio educativo sirvieron para valorar la
lengua. Por otro lado, en la provincia del Chimborazo se comentaba mucho sobre el
quichua unificado. La unificación escrita del quichua ecuatoriano, por múltiples
razones generaba algunas dificultades en sus hablantes. Además, se mencionaba que
para trabajar en la Dirección Bilingüe como se le conocía a lo que actualmente es la
Dirección de Educación Intercultural Bilingüe de Chimborazo DIPEIBCH, había que
hablar el quichua puro. Allí nace la preocupación de saber de dónde salía, quién lo
hacía o quién disponía cuál es la manera de escribir y hablar este idioma. Al mismo
tiempo surgía la interrogante de qué pasa con la forma de hablar de tanta gente que
habitan en las comunidades indígenas de esta provincia. Además, quedaba flotando
la inquietud sobre cómo se iba a proceder para que acepten la nueva forma, y si los
quichua hablantes aceptarían sin reproche alguno.