Resumen:
Son los elementos cotidianos y conformantes de nuestro entorno los que nos unen en la aparentemente indescifrable naturaleza de nuestra convivencia social. El ritmo, el timbre, la melodía, características musicales todas ellas integradas en cualquier grupo cultural, diferentes y genuinas en casa pueblo, pero construidas en su esencia por los mismos materiales, forman parte de estos elementos comunes que nos identifican como iguales. Por ello, al posesionar en este trabajo el Andarele como un embajador cultural, como representante de una tradición, de un proceso histórico, de un pueblo, abro la vía de acercamiento a una cosmovisión y una cosmoaudición que nunca resultará, en el fondo, ajena a otra cultura, por ser manifestación sonora esencialmente semejante. El andarele constituye un modelo, que podría convertirse en norma, de revalorización de la música como componente imprescindible en el proceso de comunicación entre culturas. Se espera que el lector pueda disfrutar del acercamiento a este genuino grupo cultural, y que el presente trabajo despierte el interés, no solo en ahondar en el conocimiento de la música tradicional afro-esmeraldeña, sino en el de las múltiples manifestaciones sonoras que conforman el abanico cultural ecuatoriano.