Don Jorge Viteri ha escrito unas memorias que tienen mucho para leer, admirarse y pensar. Encomendándose a su fantástica memoria, pero también a los apuntes de sus días en el Oriente y a las consultas que ha podido hacer después en algunos archivos, ha reconstruido más de 30 años de vida activa desde el interior de una de las industrias ecuatorianas más herméticas que existen: la del petróleo. A los petroleros en Ecuador no les ha gustado la publicidad, ni tampoco la transparencia informativa. Lo suyo ha sido, y es todavía, la opacidad, el aislamiento, el trabajo expeditivo y a poder ser sin testigos. Si de ellos dependiera, se harían invisibles, o también, y esto lo intentan todos los días, trabajarían en campos exclusivos, inmunes a la curiosidad o indagación de los ajenos.